Aprendiendo de los errores en el diseño e instalación de los sistemas de protección contra incendios
A principios de la década del 80, poco después de haberme graduado en la universidad y mientras trabajaba como ingeniero de protección contra incendios en la Oficina del Servicio de Incendios del Estado de Maryland, revisaba una serie de planos y especificaciones para un sistema de rociadores automáticos. El proyecto era bastante simple: la protección de rociadores para un edificio de cinco plantas de ocupación múltiple, en su mayor parte ocupado por un hotel. Nada indicaba que el proyecto pudiera ser excepcional, o que yo seguiría referenciándolo a lo largo de mi carrera profesional.
Los comentarios generados con la revisión de los planos de este “simple” proyecto fueron incorporados en una carta de cuatro páginas, para ser enviada al ingeniero certificado y responsable del proyecto. No mucho tiempo después, luego de haber recibido la carta, el ingeniero me llamó para hacerme una pregunta: “¿A qué se refiere cuando habla de NFPA 13?”
Fue claramente el momento más alarmante del proceso de revisión del proyecto. Desafortunadamente, yo era demasiado inexperto e ingenuo para hacer lo correcto: denunciarlo en el Consejo Estatal de Ingenieros Profesionales por no conocer siquiera los criterios aplicables para el diseño del sistema En vez, le expliqué que NFPA 13, Instalación de sistemas de rociadores, era la norma que se utilizaba para el diseño e instalación de los sistemas de rociadores en el estado de Maryland. Eventualmente el proyecto se concretó, pero no sin antes convocar a un contratista de rociadores para colaborar con la preparación del plano; dando cumplimiento a los requisitos de la norma NFPA, resultó en un aumento del 25 por ciento en el número de rociadores que deberían instalarse. En algunas oportunidades, las mejores lecciones las aprendemos de los errores de otros; en los proyectos de protección contra incendios, esto no es una excepción. No es mi intención la de culpar o desacreditar a ningún profesional interesado o involucrado en el diseño de los sistemas de protección contra incendios, ya sea un ingeniero, técnico, diseñador, contratista o algún otro tipo de profesional del área. Lo que si resulta esencial, es que las personas que efectúen el trabajo de diseño o instalación conozcan los criterios aplicables para tales sistemas y que se encuentren calificadas para efectuar este trabajo—lo que en los códigos se conoce como “personas calificadas.” No existe ningún título que asegure que alguien cuenta con este conocimiento, pero quienquiera que lo haga, necesita tener la capacidad de demostrar de manera fehaciente que su trabajo de diseño e instalación cumple con todos los requisitos de la jurisdicción.
Calificaciones del diseñador
El ejemplo del ingeniero y la NFPA 13 claramente demuestra la necesidad de que un proyecto sea diseñado por personas familiarizadas con tales sistemas, incluyendo la capacidad de identificar los criterios aplicables de diseño e instalación. Esto resulta especialmente oportuno, dado que ha habido un continuo debate dentro de la comunidad de protección contra incendios en relación a si el diseño de los sistemas de protección contra incendios es una actividad de ingeniería o si el diseño puede efectuarse por técnicos que trabajan para un contratista instalador. Si bien algunas normas de la NFPA requieren que los diseñadores se encuentren calificados, las normas no contienen un medio específico mediante el cual se determine si una persona está o no calificada; entonces, esto habitualmente queda a criterio de la junta de calificaciones local o del estado.
También existen ejemplos de proyectos donde han ocurrido problemas cuando los sistemas fueron diseñados por contratistas. Un ejemplo reciente ocurrió en una municipalidad donde está bien documentado que el suministro de agua tiene una presión limitada. Un contratista de rociadores se aprovechó de la situación; viendo que los documentos de construcción no ofrecían datos sobre el suministro de agua, el contratista licitó la instalación ofreciendo rociadores de cobertura extendida, sabiendo que la presión del suministro de agua no era la adecuada. Una vez que le otorgaron el contrato, el contratista volvió y solicitó un cambio en la orden de compra argumentando que no había suficiente presión para utilizar rociadores con cobertura extendida y que se requerirían más rociadores, lo que implicaba un arancel superior por el trabajo.
En otra circunstancia hace varios años atrás, un hospital retuvo a un contratista de alarmas de incendio, que realizaba trabajos en las instalaciones para diseñar e instalar el reemplazo de un sistema de alarma de incendio. . Antes de otorgar el contrato de instalación, el hospital buscó los servicios de un ingeniero de protección contra incendios para que revisara el diseño del contratista. La revisión del ingeniero se llevó a cabo antes de preparar los planos que serían enviados a la autoridad competente (AC) para su revisión. El ingeniero revisó los documentos de diseño y encontró una gran cantidad de ejemplos de dispositivos iniciadores, mayormente detectores de humo, que no eran requeridos, mientras que no se indicaban otros detectores de humo que sí eran requeridos por el código aplicable. Si se hubiera otorgado el contrato para la instalación del sistema en base a tales documentos de diseño y si estas cuestiones hubieran sido identificadas durante la revisión hecha por la AC, probablemente hubiera tenido lugar un debate sobre una modificación en las órdenes, dando por resultado un aumento en los costos para el hospital.
Considerando las necesidades de los usuarios
La firma de ingeniería que revisó los documentos del diseño original para el proyecto de alarmas de incendio del hospital, fue posteriormente contratada para preparar los documentos de construcción para la licitación por parte de otros tantos contratistas de alarmas de incendio. Además de identificar los requisitos del código aplicable, el ingeniero buscó aportes adicionales para el diseño del sistema de alarma de incendio.
Se llevó a cabo una encuesta entre las diversas partes interesadas en el proyecto, incluyendo el personal administrativo, de enfermería y mantenimiento. Durante la puesta en consideración de los resultados de la encuesta, se puso especial atención en los detectores de humo de los dormitorios de los pacientes. . La administración del hospital insistió en que los requisitos de desempeño mínimo requeridos por el código aplicable, relativos a que los detectores pudieran iniciar el sistema de llamada para enfermería, no eran aceptables. Ellos sentían que, para el personal de enfermería sería demasiada responsabilidad, iniciar los procedimientos de emergencia. El ingeniero dio las razones que sustentan el requisito del código, que son para minimizar falsas alarmas. Al ingeniero se le había indicado diseñar un sistema de alarma de incendio que minimizara las falsas alarmas y que también automáticamente activara los aparatos de notificación de alarma y se conectara con el departamento de bomberos local. El objetivo se cumplió exitosamente utilizando dos puntos de alarma para el detector de humo; la menor sensibilidad activaba el sistema de llamada para enfermería, y el segundo punto de la alarma activaba la notificación para los ocupantes y las fuerzas de emergencia.
No todos los problemas terminan resolviéndose a favor del usuario, por supuesto. Una necesidad que generalmente se pasa por alto es la posibilidad de que el usuario inspeccione, pruebe y mantenga el sistema correctamente. Un ejemplo comúnmente referenciado es el uso de detectores de humo puntuales en la parte superior de atrios — un problema a menudo comentado en varios seminarios de la NFPA sobre el requisito de accesibilidad para la inspección, prueba y mantenimiento de los sistemas de protección contra incendios. Otros problemas comunes son las válvulas de control de rociadores inaccesibles, cabezales de prueba de la bomba de incendios que se instalan dentro de una sala de equipamiento mecánico en lugar de instalarse en un muro exterior, y conjuntos de montaje de drenaje principal que no disponen de tubería hacia el exterior o hacia un drenaje aceptable. Si bien algunos de estos son tratados mediante las normas de referencia correspondientes, otros no lo son, y quedan a criterio del diseñador.
Instalación del sistema
Durante la instalación de los sistemas de protección contra incendios, pueden surgir cuestiones relacionadas a la responsabilidad de la instalación de los diversos componentes del sistema. ¿Quién instala los detectores de humo en conductos, los interruptores de flujo de agua, y los interruptores de supervisión de las válvulas? Un contratista general me llamó en una oportunidad para pedirme ayuda en la resolución de una disputa acerca de quién debía conectar los conductores a los dispositivos de la alarma de incendio. Los documentos del contrato no especificaban quién debía efectuar las conexiones, y al contratista general le aconsejaron ser él quien resolviera el tema — y que las conexiones debían ser hechas antes de requerir la presencia de un testigo en la prueba de aceptación.
Varios años atrás, ocurrió un incendio en un edificio de tres plantas que estaba siendo remodelado. Parte del proyecto involucraba la provisión de protección automática de rociadores en todo el edificio. El incendio se produjo en el edificio justo antes de su ocupación final. El sistema de rociadores falló en controlar el incendio dado que la tubería montante no estaba conectada al suministro de agua. El diseño incluía una bomba de incendio para abastecer la demanda del sistema de tubería vertical. La bomba no se había instalado debido a que todavía faltaba una pieza, lo que implicaba que no hubiera suministro automático de agua funcionando.. No obstante, el sistema municipal de suministro de agua era el adecuado para abastecer al sistema de rociadores, lo cual significaba que debería haberse provisto una derivación para la bomba. Si se hubiera instalado una derivación y si hubiera estado operativa, lo más probable hubiera sido que los sistemas de rociadores hubieran controlado el incendio y sólo hubiera habido una pequeña demora en la ocupación final del edificio. En su lugar, el edificio se dañó severamente y ocurrieron demoras sustanciales antes de poder ser ocupado. ¿Cómo pudo suceder esto? ¿Quién estaba atendiendo la necesidad del propietario durante la instalación de este sistema?
El adecuado comisionamiento de los sistemas de protección contra incendios es esencial y ofrece otra oportunidad para detectar y dar tratamiento a los errores que pudieran haberse cometido. La AC a menudo participa del comisionamiento del sistema, pero debe comprenderse que su responsabilidad es la de verificar que el sistema sea instalado de conformidad con los códigos y normas aplicables. La AC no tiene ninguna obligación específica con el propietario, ni es responsable de verificar que se cumplan todas las necesidades del propietario.
Hace varios años, un comercio minorista relativamente nuevo sufrió una pérdida importante cuando su sistema de rociadores no logró controlar un incendio. En la investigación posterior al hecho, se descubrió que, en el punto de conexión a la red pública, la válvula se encontraba cerrada. Algunos especularon con que la válvula jamás había estado abierta. Más tarde se descubrió que los resultados de la prueba del drenaje principal indicados en el Certificado del Contratista no eran válidos. El contratista no solo tergiversó los datos de la prueba, sino que el inspector independiente — en este caso una firma de ingeniería — requerida para observar la prueba que se estaba desarrollando también omitió identificar resultados inválidos; con el agravante de haber constatado que además, las pruebas periódicas del drenaje principal no se realizaban..
La buena noticia es que el éxito en el diseño y la instalación de los sistemas de protección contra incendio superan en número los proyectos problemáticos. Con una planificación adecuada, por personas certificadas para el diseño, instalación y comisionamiento aumenta la confiabilidad de los sistemas de protección contra incendios, y los propietarios se encuentran más satisfechos, y más seguros con los sistemas. Aún así, vale la pena reflexionar sobre los errores con que todos nos confrontamos, y de esa manera permanecer más alertas en lo referente a los sistemas y funciones que mantienen la seguridad de las personas y los edificios.
William E. Koffel, P.E., FSPE, es presidente de Koffel Associates, Inc. en Columbia, Maryland.
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